Se acabaron las vacaciones pero no el pádel. Aunque alguno de vosotros nos lea desde la playa. Al menos para mí. Este año han sido dos semanas seguidas en Cerdeña. Es la primera vez en 22 años que he hecho tantas vacaciones seguidas.
He podido desconectar al sol de Italia, comiendo pizza y pasta, pero hablando con jugadores y gente de pádel. Sólo por ocio, que no se entere mi mujer que me cae la bronca. Prometí desconexión del trabajo y creo que he cumplido.
Volvemos a las andadas y preparamos temporada nueva de radio, en Padelona, como ya sabéis es el programa de Radio Marca Barcelona que presento. No sé cómo lo vamos a superar porque nos quedan sólo unos cuantos jugadores y jugadoras top por venir. Muy poquitos, la verdad. Pero tenemos las mismas ganas que cuando empezamos hace ahora justo un año.
Como os contaba, estando en la playa de Porto Cervo, que es el rinconcito de los multimillonarios de Europa (sólo pasaba por allí) estuve hablando de pádel con unos amigos españoles. Al meterme en el agua se me acercó un chaval de 20 años y me dijo que me había oído hablar de pádel. Se le abrían los ojos al contarle cómo vivíamos este deporte en España. Su número 1 es el 224 del mundo, imaginad.
Estos amigos de Alella viven en Milán. Se han ido allí por trabajo. Familia con 2 adultos y 2 niños. Ya tienen la vista echada a un pádel indoor (carísimo como todo lo que hay en la capital) y me pedían consejo para equiparse de palas. «Va a ser todo un lujo -me decía el padre- pero queremos seguir jugando a pádel».
En Italia mi amigo Andrea Balducci, ex directivo del F.C.Barcelona es el capo di tuti capi. Conoce todos los clubs y a todos los jugadores. Toca la cantera como nadie y distribuye como embajador la marca Just Ten en el país de La Bota. Antes del coronavirus era muy optimista, ahora no sé yo…
Os escribo esto porque no sabemos lo que tenemos. Somos unos privilegiados. Buen clima, marcas por todas partes, pistas en cualquier pueblo, en definitiva, calidad de vida padelística. ¡La cerveza de después, por favor, que no falte!
He tenido la suerte de compartir Clínic con Tito Allemandi gracias a Audilegem y asomarme al nivel espectacular de lo que es jugar en primer plano de la clasificación. ¡Dios mío cómo debe ser batirse el cobre con estos monstruos en un partido oficial!
Vamos asistir en pocos días a la reválida de lo que hemos visto hasta ahora, pero esta vez con público. No sabemos si influirá este hecho. Tampoco podemos confirmar que haya un cuarto título consecutivo para Alejandro Galán y Juan lebrón. En el lado de las chicas apuesto por una resurrección de Marta y Paulita más pronto que tarde.
Sinceramente, me da igual. Pienso disfrutar como si no hubiera un mañana y un próximo encierro nos ronde las cabezas. Eso deberíamos hacer cada día, con todo. Saboread cualquier partido que juguéis, cualquier contrapared que os salga. Que una dejada no os arruine el día. Que un globo no os sobrepase. Y recordad, la cerveza, por favor, que el pádel es un deporte social. Aunque estemos 1,5 metros más separados, aunque tengamos una mascarilla (que sea de vuestro club o de vuestra marca favorita) en nuestras caras.
Se acabaron las vacaciones, pero no el pádel. Musho pádel, manque pierdas.