Zayn, el pequeño Messi
La semana pasada leíamos en La Vanguardia y otros diarios, la noticia:
El club Arsenal FC, ficha a un jugador de 4 años. Se llama Zayn Ali Salman y se le conoce más como “el pequeño Messi ?. Me gustaría destacar la opinión de algunos Psicólogos deportivos.
Este fichaje es tóxico y se aparta de toda lógica. Para el desarrollo del niño es contraproducente.
Y, desde el punto de vista social: “Se corre el riesgo de que esto se convierta en algo cotidiano, que los grandes clubes con capacidad de otear niños con potencial futbolístico lo vean como un negocio y aquellos que destaquen comiencen a ser objeto de operaciones de compraventa”, declara Jaume Bantulà, Profesor facultad de Psicologia, Ciències de l’Educació i de l’Esport Blanquerna-URL”.
Un niño de cuatro años se encuentra en un momento de desarrollo inicial en el que , la influencia del entrenador y la familia son muy importantes.
Se habla de infancia secuestrada, porque se les limitan momentos naturales del niño, declara Marcela Herrera, Profesora de Psicología del rendimiento (UVIC).
“Desde el punto de vista de desarrollo, no tiene sentido profesionalizar a los niños antes de tiempo, porque te cargas fases evolutivas que son vitales», asegura Oriol Mercadé, Psicólogo, profesor Máster Psicología Deporte UAB.
Además, indica que desde el punto de vista deportivo tampoco, porque el niño ha de jugar sin ningún tipo de pudor al error. «Si le sometes a la presión de que no se puede equivocar, le estás limitando y obligando a afrontar algo para lo que su cerebro no está preparado».
Por todo ello insiste, el niño «tendrá menos oportunidades de desarrollar su fortaleza mental en el futuro”.
A la edad de Salman, a un niño hay que darle la pelota para que haga con ella lo que quiera, que juegue con las mano, con el pie o cómo le parezca.
«Más adelante ya le podrás poner unas normas, como que solo puede darla con el pie, y mucho más adelante, ponerle en situación de partido; si no sigues ese proceso que es el acorde al cerebro humano, te lo cargas”.
Profesionalización de los deportes
Cuanto más popular y más éxito tiene un deporte, más se profesionaliza y menos educativo es.
Es el caso del futbol: “Los niños no son adultos en miniatura y tratarlos así es un auténtico disparate», comenta Oriol Mercadé.
Un adulto sabe diferenciar su rendimiento deportivo, de su valía personal, pero el niño no. “En la mente del niño fallar o ser eliminado es ser malo, no valer nada. Por tanto, perder también la estima de sus padres, y eso acaba provocando problemas de inseguridad y estrés”, enfatiza el psicólogo deportivo.
“Un niño de cuatro años está empezando a hacer conexiones neuronales y necesita diferentes deportes y movimientos para su desarrollo psicomotriz y para su equilibrio vital, y los padres no deberían tener tanta prisa en la proyección de sus hijos ni dejarse arrastrar por lo que hacen otros”, apunta Mercadé.
Aunque tampoco todo es cosa de los padres. “Hay un problema de las expectativas que crea la sociedad, porque muchos deportistas de élite y muchos coach».
En sus charlas, dan el mensaje de que si quieres puedes, que si eres bueno lo consigues, y no es así, «para llegar a deportista de élite no todo depende de ti».
Si la familia y los entrenadores, ven que el niño tiene aptitudes y actitud, lo mejor es potenciarlo, pero desde una perspectiva a largo plazo.
«El deporte de equipo les desarrollará y fortalecerá el carácter y la tolerancia a la frustración, pero someterlos a cambios de equipos constantes, no estar conforme con los entrenadores».
Además, «seguir una dinámica de estrella desde benjamines o prebenjamines no les aporta una base sólida en que sostener luego su desarrollo”, explica Mercadé.
Este psicólogo cree que los niños deberían hacer multideporte y no competir en ninguna disciplina hasta los 12 años.
Pero aún recuerda las reacciones airadas de muchos padres –“’le estás fastidiando la vida a mi hijo’, ‘le vas a hundir’, me decían”- cuando, por indicación suya, la federación catalana de pádel anunció que los benjamines no competirían.
El deporte es una forma estupenda de que los niños se lo pasen bien mientras se mantienen en forma.
El deporte también enseña importantes lecciones vitales, como: Trabajar en equipo, aprender a ser un buen deportista, superar retos, controlar las emociones, enorgullecerse de los logros….
El hecho de competir siempre se asocia a cierto nivel de estrés. Y eso puede ser bueno porque un poco de estrés ayuda al cuerpo a afrontar los retos.
Pero un exceso de estrés puede quitar la diversión al deporte y entorpecer el rendimiento. Hay algunos motivos que pueden hacer que los niños deportistas, se sientan estresados:
- Demasiada presión por parte de sus padres o entrenadores para ganar
- Sobrecarga de actividades deportivas
- Falta de motivación en el niño
Para mantener bajo el nivel de estrés cuando no estén compitiendo, los niños deberían: Comer bien y dormir lo suficiente, sobre todo antes de los partidos, hacer algo divertido y relajante.
Pueden tomarse un descanso con respecto a la competición (pasear, montar en bici,…) Recuerde que nadie es perfecto.
Todo el mundo comete errores en el deporte: los errores forman parte del juego. Perdone rápidamente los errores que cometa su hijo y sigan adelante.
Por encima de todo, independientemente de que su hijo juegue en un equipo de élite o a juegos improvisados, la clave está en que se divierta y gane confianza.
Dr. Angel Bigas col. 25103. Médico del deporte www.laclinicadelpadel.com
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