¡Volvemos a las andadas, padeleros! Hoy seguimos empapándonos de las funciones ejecutivas y os revelamos los entresijos de la memoria de trabajo en el pádel.
¿Queréis saber cómo agilizar vuestro procesamiento cognitivo para jugar mejor? No busquéis más: ¡Entrenar la memoria de trabajo os impulsará al éxito en la pista!
7±2: UNA FÓRMULA PARA RECORDAR
¿Os han dictado alguna vez un número de teléfono muy importante y no teníais ni papel ni lápiz a mano para apuntarlo?
Son nueve sencillas cifras, pero, por mucho que os esforcéis, conseguís recordarlas todas correctamente y en orden salvo dos… ¡O una, si sois muy cracks!
Si os sentís identificados, relajaos: ¡Vuestro cerebro funciona perfectamente! De hecho, os tranquilizará saber que este fenómeno nos sucede a todos muy a menudo.
Tenemos que estar absolutamente atentos o en muy buena forma cognitiva para poder “mantener agarrada» una cantidad de datos similar a la de un número de teléfono.
Pero, ¿por qué pasa esto? Y lo que es más: ¿Por qué nos cuesta tanto asimilar esta nueva información en su totalidad?
¿Cómo es posible que podamos acordarnos de nuestro primer partido de pádel, pero no de un simple número de teléfono que nos acaban de dar…?
La respuesta es que nuestro cerebro ni siquiera ha comenzado a almacenar esta información porque es demasiado reciente y todavía está siendo analizada.
La encargada de afianzar casi todas las cifras de ese número de teléfono es la conocida como memoria de trabajo, la protagonista del post de hoy.
Sin embargo, hay un problema con nuestra memoria de trabajo… Su capacidad de almacenamiento es de 7±2 elementos, es decir: fluctúa entre 5 y 9.
Os parece una cantidad diminuta, ¿verdad? ¡Pues seguid leyendo y comprenderéis por qué esta función ejecutiva es un ingrediente imprescindible para nuestro rendimiento deportivo!
¿QUÉ ES LA MEMORIA DE TRABAJO?
La memoria de trabajo (o memoria operativa) es una función ejecutiva que nos permite almacenar en nuestras mentes una pequeña cantidad de elementos durante un breve período de tiempo.
Esta capacidad para transformar la información, comparable a la memoria RAM de un ordenador, permite conservar la información y procesarla simultáneamente para resolver problemas cognitivos.
La memoria de trabajo está íntimamente relacionada con la memoria a corto plazo, pero pese a sus puntos en común, no son exactamente lo mismo.
Entendámoslas así: si la memoria a corto plazo fuese una caja para contener información, la memoria de trabajo se parecería a un “taller de herramientas».
Como buena función ejecutiva que es, el propósito de la memoria de trabajo es simplificarnos la vida para que podamos adaptarnos exitosamente al cambio.
La memoria de trabajo es una habilidad que brilla por su infinito margen de aplicaciones y por permitirnos manipular la información cognitiva a nuestro antojo.
¿Veis cómo las limitaciones de la memoria de trabajo son sólo un pequeño precio que tenemos que pagar a cambio del potencial que nos ofrece?
CARACTERÍSTICAS DE LA MEMORIA DE TRABAJO:
A continuación, os vamos a resumir los aspectos característicos de la memoria de trabajo:
CAPACIDAD LIMITADA
Como hemos comentado, la memoria de trabajo tiene una capacidad limitada a nivel de almacenamiento (7±2 elementos) y a nivel de temporalidad (unos 10 segundos).
PROCESAMIENTO ACTIVO DE LA INFORMACIÓN: ALMACENAMIENTO Y TRANSFORMACIÓN
A diferencia del resto de tipos de memoria que existen, la de trabajo destaca por interpretar un rol activo en el moldeamiento de la información.
La memoria de trabajo va un paso más allá del mero almacenamiento: manipula los datos y “juega» con ellos para extraer nuevos resultados y conclusiones.
ACTUALIZACIÓN DE LA INFORMACIÓN
Hacer malabares con entre 5 y 9 elementos puede parecer insuficiente a priori… ¡Pero lo cierto es que nos desenvolvemos sorprendentemente bien con una media de 7 elementos operacionales!
Curiosamente, esta restricción es al mismo tiempo una ventaja, ya que facilita que nuestra memoria esté constantemente reemplazando cifras, palabras, conceptos, lugares, personas… ¡Sin saturarse!
A este proceso de renovación de la información lo denominamos actualización. ¡Y es uno de los mayores logros de la memoria de trabajo!
¿PARA QUÉ USAMOS LA MEMORIA DE TRABAJO EN EL PÁDEL?
Ahora que sabemos qué es la memoria de trabajo, veamos algunos de los ámbitos más relacionados con el pádel en los que interviene esta habilidad:
APRENDIZAJE Y DESARROLLO DE HABILIDADES
La memoria de trabajo interpreta un papel esencial en el aprendizaje y la mejora de nuestras habilidades, ya que estructura y modifica la información.
Como con cualquier otra cosa en la vida, para aprender a jugar al pádel necesitamos dos factores básicos: memorizar conductas y repetir gestos técnicos.
A través de este proceso, la información de nuestra memoria de trabajo pasa la de corto plazo y termina almacenándose en la de largo plazo.
¿Qué podemos extraer de esto? Que nuestro potencial como jugadores de pádel está muy condicionado por el estado y funcionamiento de nuestra memoria de trabajo. ¡Casi nada!
CAPACIDAD ATENCIONAL Y COORDINACIÓN MOTRIZ
Todos sabemos que los procesos atencionales son funciones cognitivas muy relevantes para cualquier jugador de pádel. ¡Sin ellos no podríamos ni golpear la bola!
Es preciso dominar la gestión de los estímulos atencionales para así poder coordinar conductas motoras determinadas, tanto a nivel espacial como temporal.
¿Y quién procesa y manipula este tipo de información en nuestro cerebro para que nos adaptemos a los posibles cambios? Efectivamente: la memoria de trabajo.
OTRAS FUNCIONES EJECUTIVAS
A estas alturas, os habréis percatado de que las funciones ejecutivas son como eslabones de una cadena cognitiva cuyo funcionamiento se retroalimenta sin cesar.
La memoria de trabajo emplea la información que almacena y manipula para contribuir en la toma de decisiones, en el razonamiento abstracto, en cálculos matemáticos…
En el caso de que estéis pensando “¿Y para qué necesito yo las matemáticas para jugar al pádel?», decidnos: ¿Cómo si no estimáis distancias o predecís el ángulo de rebote en una pared…?
Tened esto muy presente: ¡Que no seáis conscientes de que vuestro cerebro está resolviendo complejas operaciones matemáticas no significa que no las estéis haciendo cálculos!
¿CÓMO POTENCIAR LA MEMORIA DE TRABAJO?
Como habréis adivinado si lleváis siguiendo nuestros artículos de las funciones ejecutivas desde el principio, la neuroplasticidad cerebral vuelve a ser la respuesta del millón.
Reforzando el circuito de conexiones de nuestro cerebro, seremos usuarios de una memoria de trabajo más fluido y eficaz, pese a sus ya citadas limitaciones.
¿Y cómo podemos lograr esto? ¡Os dejamos algunos consejos que valen su peso en oro!:
- Siguiendo un entrenamiento cognitivo diseñado por un profesional de la psicología basado en ejercicios del tipo tarea n-back o procesos atencionales, por ejemplo.
- Realizar tareas cognitivas que involucren activamente a la memoria de trabajo como sudokus, puzzles, problemas matemáticos, leer, escribir, jugar a videojuegos…
- Incorporar dinámicas y ejercicios propios de la memoria de trabajo en los entrenamientos en pista por parte del entrenador y el psicólogo deportivo.
- Y el mejor consejo de todos: Jugar y entrenar. ¡Recordad que la memoria de trabajo y el aprendizaje son procesos que dependen mutuamente entre sí!
Con el post de hoy, hemos terminado de explorar las tres funciones ejecutivas principales: flexibilidad cognitiva, control inhibitorio y memoria de trabajo.
¡Las funciones ejecutivas se merecen un descanso temporal! Por ello, en los próximos posts abordaremos nuevas temáticas para que estéis al tanto de todo acerca del pádel y la psicología.
Dicho esto, ¡hasta el próximo artículo, apasionados del pádel!
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