La mujer, la energía que mueve el pádel

Cuando yo era pequeño crecí con la frase «eso no es para mujeres». En el pádel, la mujer es motor. La mujer es la energía que mueve el pádel.

Gracias a ellas hemos normalizado que salgan de estereotipos masculinos por el simple hecho de practicar un deporte. Los grupos de mujeres inundan los clubs en toda España.

De hecho, sin ellas, un club parecería raro, ¿verdad?

Esa es la lucha real en un mundo que, por desgracia, aún admite la desigualdad entre ambos sexos. Que vaya por delante: yo estoy encantado de que no seamos iguales. A ver si me explico.

Lo que quiero decir es que no quiero robots. No quiero humanos iguales. La diversidad es la clave para que el mundo sea más divertido, más original, más atractivo. Y en eso las mujeres nos ganan de goleada, hay que reconocerlo.

La primera campeona más joven fue Martita Ortega, ejemplo de buen hacer y superación. Aunque todos recordamos otras grandes jugadoras como Carolina Navarro, que fue 9 veces número 1.

Esta semana he estado con la primera en el ranking WPT, una de las dos que ostentan el primer puesto: Ari Sánchez. Los tiempos cambian, las jugadoras y su entorno también. Pero el pádel amateur sigue avanzando.

Creo que ese pádel evoluciona sin mirar atrás, sin remiendos. Las chicas se reunen para jugar americanas y torneos sin tener en cuenta ningún prejuicio. Gracias a Dios, porque ya no existen.

¿Alguien escucha hoy en día «esa parece un macho» cuando ve a una mujer jugar a pádel? Yo no lo he oído nunca. En cambio, recuerdo la estigmatización de las primeras jugadoras de fútbol, de baloncesto, o de tenis.

El mundo avanza, por suerte, sin ataduras. Jugamos a pádel para divertirnos, para sentirnos libres. Para notar el sol en la cara y jugar con nuestro cuerpo y nuestra mente con unas reglas encerradas en 20 x 10 metros.

Las paredes de la pista de pádel son de cristal. Frágiles. Están ahí sólo como decoración. Se pueden romper fácilmente a base de bolazos.

Y en eso están ellas. Apareciendo con colores llamativos, risas y descaro en todos los clubs del mundo. Bonitas de ver y de admirar. Bolazos a diestro y siniestro. Revolución.

Ayer tuve la suerte de organizar, junto a Audilegem y Padelcrush, un clínic de mujeres para mujeres. Sara Pujals, Sandra Bellver, Nicole Traviesa y Laia Bonilla, todas jugadoras WPT, mostraron a 48 mujeres cómo llegar a estar en la élite. Verlas, a todas, daba gusto.

Ni un pique, ni una mala cara, ni un mal gesto. Ni desaprobaciones, ni discusiones, ni reprimendas.

Tenemos tanto que aprender…

Yo tengo una hija que mañana cumple 9 años. Todas mis ilusiones van en ella. Y mis miedos. Es una inversión sin ánimo de lucro en la que todo mi bankroll va a fondo perdido. Viéndola estoy seguro de que me va a dar muchas alegrías. ¡Y ya ha probado el pádel!

Cada vez estoy más convencido de que el esfuerzo que hacemos algunos hombres en normalizar situaciones, reclamar paridad o exigir igualdad en el trato, no va a ser determinante. A largo plazo van a ser ellas las que nos lo hagan entender todo.

Ellas nos parieron, nos cuidaron, nos protegieron y nos amarán. Por eso de ellas vendrá el cambio. Nuestro empeño es inútil porque será su determinación la que cambiará el mundo.

Desde Padelona tengo la sana costumbre de preguntar a cada invitada (jugadora o entrenadora) que qué es lo que cambiaría en el pádel femenino actual. Algunas me recuerdan que no cobran lo mismo. Otras que no viajan a todos los torneos. Casi todas que no tienen los mismos horarios de aparición en televisión.

Que el día de hoy no caiga en saco roto. Que hoy no sea otro 8M más. Que alguien lea este artículo y diga «basta ya».

La mujer, la energía que mueve el pádel.