¡Bienvenidos otro lunes a nuestra sección de psicología! Los artículos de estas próximas semanas estarán dedicados a las pseudociencias en el mundo del deporte.
El objetivo que nos hemos propuesto para hoy es explicaros qué son las pseudociencias, por qué son perjudiciales y por qué gozan de tanto éxito.
¡Allá vamos!
LA ERA DE LA (DES)INFORMACIÓN
En uno de nuestros posts de mindfulness, nos extendimos hablando acerca de que vivimos en una era digital caracterizada por un bombardeo incesante de datos.
La cuestión es que a esta complicación hay que sumarle otra, que no es sino una consecuencia directa: ¿Es confiable la información que estamos consumiendo?
En estos tiempos de fake news y argumentos que se quedan a medio camino de la verdad… ¿Podemos separar fehacientemente el grano de la paja?
Resulta inquietante, pero tenemos que ser conscientes de que la información jamás se ha manipulado y distorsionado tanto en ninguna otra época de la Historia como en la actualidad.
De entre la casi infinita desinformación que existe, como apasionados del pádel que somos, tenemos que cuidarnos de un tipo en particular: las pseudociencias.
LAS PSEUDOCIENCIAS: LOBOS DISFRAZADOS DE OVEJAS
Como su propio nombre indica, las pseudociencias (teóricas y/o prácticas) son campos de estudio que aparentemente poseen las bases y siguen los principios del método científico pero que, realmente, no lo hacen.
Las pseudociencias llevan acompañando a la humanidad desde el albor de los tiempos, pues se cimientan en torno a tres principios: superstición, dogmatismo e inmutabilidad.
Gracias al criterio de falsabilidad del método científico, algunas pseudociencias actuales, que fueron tenidas por verdaderas en su momento, han quedado fuera de los límites de la ciencia.
Los farsantes no suelen caer bien a nadie… Por eso, la comunidad científica libra una cruzada sin cuartel para perseguir y desacreditar a las pseudociencias.
Para sintetizar, quedaos con que las pseudociencias son prácticas cuasi-científicas falsas que buscan hacerse pasar por auténticas como si tal cosa, por si “cuela».
Hay pseudociencias de todos los colores y tamaños infiltradas en diversas ramas del conocimiento, pero hay un sector en el que proliferan especialmente: la salud.
La causa principal de esto resulta tan triste como obvia: cuando nuestra salud se ve comprometida, buscamos el remedio que sea al precio que sea.
Los pseudocientíficos ven la oportunidad de lucrarse a costa del estado de vulnerabilidad de las personas y se aprovechan de su desconocimiento y desesperación.
Así, surgen las pseudoterapias, las cuales autoproclaman que pueden restablecer o mejorar la salud a través de prácticas empíricamente no demostradas y con dudosa garantía.
De hecho, las pseudociencias tienen tanto interés en el mundo del deporte en parte debido a la relación que existe entre la salud y la actividad física.
Aunque ya os adelantamos que, en el caso del ámbito deportivo, hay más motivos subyacentes, como veremos en el apartado final.
¿POR QUÉ LAS PSEUDOCIENCIAS SON SIEMPRE PERJUDICIALES?
Aunque las pseudociencias pueden clasificarse en inocuas y en dañinas, de punto y hora que afirman ser algo que no son y generan confusión en las personas, debemos declararlas como perjudiciales.
Las pseudociencias afirman ser erróneamente efectivas y enmuchos casos incluso disuaden a sus clientes de recurrir a métodos pertenecientes a las ciencias puras.
¿El resultado? Dichos clientes malgastan el tiempo, grandes sumas de dinero y la salud en el proceso. Adicionalmente, quedan en entredicho el prestigio y la reputación de la comunidad científica.
Casos extremos, como las corrientes anti-vacunas, tienen su detonante en estudios pseudocientíficos que, intencionadamente, han asociado falsamente a las vacunas con trastornos como el autismo.
Se mire como se mire, beneficiarse económicamente jugando con la salud y la esperanza de las personas mediante el uso de falacias es algo repulsivo.
Por si fuera poco, las pseudociencias suelen ejercer una influencia casi sectaria que nace de sus “gurús» y que arraiga en sus discípulos y usuarios.
Además, las pseudociencias tienen en común entre sí que predican afirmaciones incoherentes y arbitrarias que parece que hay que creerse porque sí, sin justificación empírica.
No cuentan con metodologías de experimentación y replicación y establecen relaciones de causalidad inexistentes que, en el mejor de los casos, son de correlación.
Aunque parezca exagerado, todo esto contribuye a sentenciar que el negocio de tratamientos y productos pseudocientíficos puede salirnos muy caro en muchos sentidos.
ENTONCES… ¿POR QUÉ TIENEN TANTO ÉXITO LAS PSEUDOCIENCIAS ?
Probablemente, a estas alturas estaréis pensando que todo lo que os estamos contando se antoja un poco cuestión de sentido común.
Nos gustaría poder afirmar que “el ser humano actúa de acuerdo a patrones y razones lógicas«, pero, de hecho… ¡Nada más alejado de la realidad!
Os preguntaréis: ¿Quién va a caer en trampas tan evidentes que se promocionan a sí mismas como “técnicas y métodos milagrosos, instantáneos y 100% efectivos»?
¿La respuesta? Muchísima gente. ¡Pero que muchísima gente! Y es que el componente psicológico de la sugestión en las pseudociencias es muy potente…
Con un ejemplo lo entenderemos mejor. La astrología es, de lejos, una de las pseudociencias más antiguas y extendidas por todo el mundo.
Sólo en nuestro país, en torno a un 15-16% de la población considera la astrología una metodología rigurosa para realizar predicciones y aumentar el autoconocimiento.
Afortunadamente, estos datos reflejan que un 84-85% de los españoles la identifican correctamente como una pseudociencia.
Aunque en nuestra humilde opinión estas cifras siguen siendo muy mejorables, el asunto con respecto a la astrología parece que va por el buen camino.
¿Pero qué ocurre cuándo sustituimos una pseudociencia por otra…?
La homeopatía es otra pseudociencia cuya totalidad de resultados deben ser atribuidos al efecto placebo, y no a méritos propios de esta supuesta “medicina alternativa”.
Pese a esta ausencia de validez científica y otras irregularidades metodológicas, en 2017, más de un 50% de los españoles confiaban en la efectividad de la homeopatía.
Con esto, pretendemos demostrar que el problema de las pseudociencias no sólo es que son abundantes en número y que tenemos que emplear tiempo y esfuerzo en refutarlas y ponerlas a prueba…
Para empeorar las cosas, las pseudociencias están muy afianzadas y presentes en la cultura gracias a los principios que citábamos previamente: superstición, dogmatismo e inmutabilidad.
LAS PSEUDOCIENCIAS EN EL MUNDO DEL DEPORTE:
Postverdad, publicidad engañosa, followers virtuales comprados con fondos reales… ¿Entendéis ahora por qué vivimos en el contexto perfecto para el desarrollo de pseudociencias y pseudoterapias?
Si recordáis, antes adelantamos que dejaríamos para el final los motivos por los que las pseudociencias tienen al deporte en el punto de mira.
La realidad es que el mundo del deporte, en el que el pádel se incluye, es un sector que genera y mueve cantidades de dinero colosales.
Para equipos técnicos, sponsors, instalaciones deportivas, industria de material, prensa… Y, como no, para los jugadores, el rendimiento deportivo implica grandes exigencias para obtener resultados.
Esto termina convirtiéndose en una auténtica obsesión en pos de destacar y desmarcarse de la competencia recurriendo a lo que haga falta.
Y para muchos profesionales del deporte «lo que haga falta» son técnicas, tratamientos, productos y terapias sin rigor demostrado, lo que los convierte en víctimas de las pseudociencias.
¿Cómo podemos evitar serlo nosotros? Mucho nos tememos que tendremos que dejar esta pregunta sin responder por el momento.
¡En nuestro próximo post os traeremos ejemplos, consejos y más información acerca de las pseudociencias en el mundo del deporte, así que sed pacientes hasta entonces!
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Imagen extraída de: https://www.astroandalus.com/blog/pseudociencias-y-el-rollazo-del-metodo-cientifico/