Un poco de egoísmo, es positivo.
Esta no es una historia de pádel, pero podría serlo.
Quizá nunca conocerás a nadie de Egoísmo Positivo aunque, bien pensado, podrías conocerlos en breve.
Los que seguís mis artículos de opinión sabéis de mi hooliganismo respecto a nuestro deporte favorito. A veces oso situar al pádel por encima del fútbol. En España es harto difícil desbancar al deporte rey, pero somos los segundos, y eso tiene más mérito.
Esta vez he encontrado a unos guerreros que merece la pena destacar porque nos han ganado de calle. No hay una organización (que yo conozca) en el mundo del pádel como estos valientes.
Se llaman Egoísmo Positivo y ayudan a miles de personas con discapacidad.
Que nadie malinterprete mis palabras porque de hecho son muy capaces. Bastante más que algunos de nosotros.
Jesús Oliver y Álex Parreño fundaron en octubre del 2015 Egoísmo Positivo. Corren junto a ellos, a veces detrás empujando sus sillas de ruedas. Otras delante, arrastrando a voz en grito «dónde está el muro, guajira donde está el muro».
Unos locos disfrazados que alborotan cualquier carrera donde van. Nunca corren solos, lo hacen acompañados de un tumulto de sillas de ruedas, instrumentos, pelucas de colores, trompetas…cualquier charanga es buena si hace reír y animar a aquellos que no se pueden valer por sí mismos para acabar una carrera.
Sí, muchos de nosotros no somos capaces ni de empezarlas. Y hay gente con paraplejia, parálisis mental, apoplejía, y un montón de injusticias varias que no sólo las empiezan, sino que las acaban.
Porque llegar a la meta es el mejor premio. No ganaran ni una carrera, pero los volverás a ver dando el callo en la próxima. Nunca les ha importado el dorsal ni el número al acabar. Ni les importará.
De hecho lo habitual es llegar todos juntos y cruzar esa línea del éxito, del orgullo, apoyándose en el final como en el inicio. Algunos de ellos ya no están entre nosotros. Físicamente, porque me cuentan sus organizadores que se acuerdan perfectamente de todos los nombres.
Y es una carrera sin fin. De esas en las que se te va el alma al respirar y te aprieta el pecho y el cerebro. De esas que sólo ves unos metros delante tuyo y no sientes los pies. Sólo avanzas, paso a paso y minuto a minuto. Cuando una marcha finaliza, da comienzo otra en unos días.
Y así pasan semanas, y meses, y años. Incansables, irreductibles cual galos entre romanos.
No me canso de acordarme de ellos. Lo hago gracias a mi amigo Jesús, que necesita estar ahí para sentirse vivo. Y necesita de mucha ayuda para que ellos también degusten esa energía vital.
Los medios de comunicación abusan, abusamos, de generar contenidos a diario para rellenar nuestro ocio. Yo estoy disfrutando al escribir estas líneas porque sé que miles de padeleros vais a descubrir una de las pocas cosas que merecen mucho la pena: ver sonreír a los niños.
Os lo digo con un pelín de orgullo.
Podéis visitar su página ahora mismo, www.egoismopositivo.com y dar un poquito de vosotros para un mucho de ellos. Comprando merchandising o simplemente enviando un mensaje de apoyo. Así es la vida.
Perdonadme si me he atrevido a no contar una historia de pádel llamándonos Analistas Pádel pero creo que merecía la pena.
Igual sí, podría serlo, podría ser una historia de pádel. Depende de ti. Quizá podría decir que la idea surgió después de un partido de pádel. O que sus fundadores son grandes aficionados. Qué más da. El pádel nos da la vida. Y a ellos les va la vida en que tú seas un egoísta.
Un poco de egoísmo, siempre es positivo.