¡Viva el pádel libre!
Me levanto con la noticia de la ruptura entre Marta Marrero y Martita Ortega. No es plato de buen gusto para mí. Siempre esperé que hubiera un punto de inflexión para esta pareja.
- Partner-
Hace meses informe de que Juan Alday daba un paso a un lado para mejorar la situación. Siempre consensuado, siempre para sumar.
Finalmente la pareja no ha aguantado más. En esta orilla del pádel profesional urgen los buenos resultados.
Y es comprensible, porque detrás de la competitividad de los jugadores y jugadoras también están los sponsors.
Ahora bien, no es de recibo que los medios de comunicación que informan de estas noticias se lleven la colleja.
Nadie debería fiscalizar a la prensa, tendríamos que sentirnos libres de publicar noticias.
Lo que he aprendido en más de 20 años de profesión es que las noticias tienen que contrastarse de una manera u otra.
Y no todo se cuenta…
A veces hablamos con los protagonistas, a veces estamos delante del hecho ocurrido y lo vemos con nuestros propios ojos.
Otras nos llegan audios, como el que circula desde hace unas semanas y que pone en jaque a la cúpula del pádel mundial.
Jugadores, jugadoras, entrenadores y directivos deberían saber que los medios de comunicación no estamos para burlarnos, perjudicar y mucho menos menospreciar a nuestros ídolos.
Ojalá ganaran todos, pero eso es imposible. Confiad en nuestro criterio.
A veces suavizamos el mal juego de alguien diciendo que no ha tenido su mejor partido. Cuando las redes sociales se ceban y tachan de inútil a algún jugador nosotros decimos que no pasa un buen momento.
Cuando alguien sentencia desde su sofá que «este jugador no vale para nada», nosotros decimos que ojalá tuviéramos un 10 % de su pádel en nuestra pala.
Y a eso voy, los jugadores tienen que jugar y hablar en la pista. Su función no es publicar noticias. Para eso estamos nosotros. Algunos jugadores confunden contrastar con pedir permiso. Si una información es noticiable, tiene interés público, y es real, tiene que ser publicada.
De ahí sale el fenómeno fan. De ahí se venden entradas y palas. Así crece el personaje.
El jugador, el circuito, la marca, Analistas Padel, todos nos debemos a nuestro público. En el momento en que pensemos que nosotros estamos por encima del público este deporte dejará de ser tan bonito. Entraremos en partidismos y nos convertiremos nosotros, en panfletos. Los jugadores, en títeres. Las marcas, en agencias de publicidad.
Ojalá se entienda bien lo que quiero decir. Lejos de mi intención es crear más polémica. Pero es necesario que nos dejen trabajar. La autocensura nunca ha sido buena, porque deriva en dictadura.
No queremos chiringuitos informativos, ni para nosotros ni para vosotros.
¡Viva el pádel libre!
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